Hace pocos meses tengo la fortuna de vivir en un espacio rural muy cerca a Bogotá, mi ciudad. En medio del bosque, el silencio y la ausencia de luces y televisión paso mis días junto a mi amado esposo y amados animales. Vivir en el bosque me permite ser consciente de la necesidad de la lluvia, de la neblina, del viento y del sol. Siento que aquí el equilibrio puede perderse con mucha facilidad.
Nuevos compañeros animales han llegado gracias a este espacio, poco a poco les iré contando sobre cada uno de ellos. Por lo pronto les dejo con algunas fotos que muestran parte de la belleza del Bosque Oriental.