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  • Foto del escritorLina María Munoz

Mi animal ha muerto

El duelo que atravesamos cuando un compañero animal nos deja conlleva un dolor indescriptible. Ese dolor es resulta para algunos humanos incomprensible o exagerado, pero está tan lleno de significado como cuando trasciende un miembro de la familia humana.

Nos preguntamos si estará bien, si sufrió, si está solo, si lo que hice por él fue suficiente, si sabe que lo amo y que lo extraño...

Si estás atravesando un duelo, aquí te dejo algunas enseñanzas que me han transmitido los animales cuando regresan al arcoíris...

Los animales comprenden la muerte de una manera más sabia que nosotros, fluyen más tranquilamente y pueden procesar el miedo a lo que pasará más allá de esta realidad.

A diferencia de nosotros, los animales en la mayoría de los casos, no se aferran a su cuerpo, ni a la vida cuando ya han cumplido su propósito.

Siempre estarán acompañados por sus guías en el tránsito a la esencia original y si sus humanos aceptan y viven el duelo de una manera sana, su camino es libre y armonioso.

Para ellos, morir es igual que nacer, no es algo malo, es otro peldaño en su camino de evolución.

Hacer un duelo es celebrar la vida de tu animal, agradecer su compañía y enseñanzas.


Está bien estar triste, llorar, soltar el dolor poco a poco y a tu ritmo, no te niegues a sentir el dolor o la tristeza.

Es útil soltar la culpa y el arrepentimiento, estas emociones tienden a nublar el camino.


Ten la seguridad de que el vínculo que tienes con tu animal nunca se rompe ni se daña. Permanece vivo en amor sobre los tiempos y dimensiones.

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